Así, poquito a poco, lentos pero seguros como los de los galápagos, son los pasos de Maldita Nerea. El pasado día 24 de octubre demostraron en la madrileña sala de La Riviera cómo empezando por maquetas que pasan “de mano a mano o de boca en boca” pueden llegar a reunir cerca de 2000 personas.
Las 21.30, se baja el peculiar telón: una pantalla sobre la que se proyectaron imágenes con fragmentos de las letras que más tarde se cantarían. Piedra, papel o tijera es la canción elegida para abrir el repertorio que, durante dos horas, sólo sería interrumpido cinco minutos. El vocalista y compositor, Jorge Ruiz, daba así comienzo a su espectáculo dentro del que prometió dar numerosas sorpresas. Y fue así, aunque también se las llevó él, que, notablemente emocionado, no dejó de repetir que era incapaz de oirse más allá de las voces de todos los que cantaron con él todas sus canciones.
A Piedra, papel o tijera, le siguieron canciones de su primer disco, como Ninguno de dos o Se está haciendo tarde, famosas con la colaboración de Lucía y Rebeca Jiménez. Y, de pronto, la primera entrada no esperada: la del vocalista del grupo Lagarto amarillo que entonó Kantamelade junto a Jorge.
Tras esta última canción, se enciende una luz roja que hasta ahora no había hecho su entrada para iluminar la actuación. “A partir de este momento, esta luz indica que comenzamos a grabar”. Y no era lo único que otorgaba a la actuación algo especial; Maldita Nerea presentaba de esta forma el single adelanto de su nuevo trabajo: Por el miedo a equivocarnos. Sólo llevaba colgada tres días en su página web y todo el público pudo cantarla como había hecho con las demás.
El nuevo single dejó paso a otra canción que, tal y como Jorge explicó, llevaban tiempo sin cantar en directo pero que había decidido hacerlo porque su próximo invitado así se lo había pedido. Y dicho invitado era Antonio Orozco que cantó a dúo Seis para dar paso a otro ingrediente especial de la noche: el acústico de tres de sus canciones para el que contaron con la guitarra española de Paco de La Torre.
Maldita Nerea hizo de su espectáculo algo íntimo y con grandes elementos que reflejan la filosofía del grupo: “a pasos lentos y poco a poco se van haciendo las cosas bien” no dejaba de repetir el vocalista. Y, en esta línea, encadenaron todas sus canciones e introdujeron sus personales récords como el de lograr sentar a todo su público al ritmo de una de sus canciones más esperadas: El secreto de las tortugas.
Finalmente, con Abrí los ojos se cerró la actuación de la que, sin duda, todos los asistentes salieron con la sensación de haber compartido dos horas de música hecha con ganas y con elementos especiales de los que todos disfrutaron y seguro que mucho más todas las Nereas que acudieron gratis…¿original o no?
Las 21.30, se baja el peculiar telón: una pantalla sobre la que se proyectaron imágenes con fragmentos de las letras que más tarde se cantarían. Piedra, papel o tijera es la canción elegida para abrir el repertorio que, durante dos horas, sólo sería interrumpido cinco minutos. El vocalista y compositor, Jorge Ruiz, daba así comienzo a su espectáculo dentro del que prometió dar numerosas sorpresas. Y fue así, aunque también se las llevó él, que, notablemente emocionado, no dejó de repetir que era incapaz de oirse más allá de las voces de todos los que cantaron con él todas sus canciones.
A Piedra, papel o tijera, le siguieron canciones de su primer disco, como Ninguno de dos o Se está haciendo tarde, famosas con la colaboración de Lucía y Rebeca Jiménez. Y, de pronto, la primera entrada no esperada: la del vocalista del grupo Lagarto amarillo que entonó Kantamelade junto a Jorge.
Tras esta última canción, se enciende una luz roja que hasta ahora no había hecho su entrada para iluminar la actuación. “A partir de este momento, esta luz indica que comenzamos a grabar”. Y no era lo único que otorgaba a la actuación algo especial; Maldita Nerea presentaba de esta forma el single adelanto de su nuevo trabajo: Por el miedo a equivocarnos. Sólo llevaba colgada tres días en su página web y todo el público pudo cantarla como había hecho con las demás.
El nuevo single dejó paso a otra canción que, tal y como Jorge explicó, llevaban tiempo sin cantar en directo pero que había decidido hacerlo porque su próximo invitado así se lo había pedido. Y dicho invitado era Antonio Orozco que cantó a dúo Seis para dar paso a otro ingrediente especial de la noche: el acústico de tres de sus canciones para el que contaron con la guitarra española de Paco de La Torre.
Maldita Nerea hizo de su espectáculo algo íntimo y con grandes elementos que reflejan la filosofía del grupo: “a pasos lentos y poco a poco se van haciendo las cosas bien” no dejaba de repetir el vocalista. Y, en esta línea, encadenaron todas sus canciones e introdujeron sus personales récords como el de lograr sentar a todo su público al ritmo de una de sus canciones más esperadas: El secreto de las tortugas.
Finalmente, con Abrí los ojos se cerró la actuación de la que, sin duda, todos los asistentes salieron con la sensación de haber compartido dos horas de música hecha con ganas y con elementos especiales de los que todos disfrutaron y seguro que mucho más todas las Nereas que acudieron gratis…¿original o no?
Escucha la canción con la que terminaron su concierto...
2 comentarios:
Una buenísima crítica musical que refleja a la perfección todas las sensaciones y sentimientos que vivimos los que estuvimos allí en directo. No obstante, siento discrepar en un pequeño detalle.... y es que no éramos 200 personas las que fuimos al concierto de Maldita Nerea, sino 2000!!!! Un cerito de nada, pero que cambia mucho la cosa... O al menos eso fue lo que ellos dijeron! Que sigan los Maldita Nerea, y un brindis por los conciertos de reconciliación!
jajaja muchas gracias Paloma! ya está corregido el número de personas...jajaja
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